Con independencia del tipo de problema a corregir o modificar, antes de ver los resultados definitivos tras una cirugía de la nariz, podemos hablar de dos etapas. La primera es el postoperatorio. Al segundo o tercer día tras una rinoplastia, los hematomas y la hinchazón en la cara, especialmente alrededor de los ojos, son muy visibles e intensos. Pero esto desaparece en dos semanas, aproximadamente. Después solo queda una ligera inflamación que puede durar un par de meses más, y que prácticamente no se nota.
A partir de ahí empieza una segunda fase hasta alcanzar los resultados definitivos. Los tejidos que he manipulado durante la intervención necesitan un tiempo para estabilizarse de manera interna y recuperarse correctamente. Esto llevará un proceso de varios meses, que puede llegar incluso a un año.
Por eso, siempre intento que mis pacientes sean conscientes de ello. Es importante tener en cuenta que los cambios importantes se notan desde el principio pero hay que dejar pasar el tiempo para ver un resultado definido y que los tejidos se vayan adaptando. De igual forma, siempre trato de hacer ver a mis pacientes las expectativas reales que deben tener tras una rinoplastia. La nariz perfecta no existe, solo aquella que se adapta a la armonía de cada rostro.